martes, 28 de junio de 2016

UN AÑO EN LA VIDA II (Febrero)




  • Tengo la sensación de que conocemos una mínima parte de lo que pasa a nuestro alrededor, lo justo para hacernos creer que conocemos algo.

PATRICK

Viene Patrick a decirnos que ha vuelto. Nigeriano, ocho años en España y ocho años sin ver a su familia. Ahora ha vuelto a su país para asistir al entierro de su madre, que ha muerto sin conocer a las tres hijas que nacieron en España. Mientras me cuenta esta pequeña parte de su historia, se le escapa una lágrima y me dice: “A pesar de que ha muerto, estoy feliz porque se ha ido pensando que vivo en el paraíso y que somos felices. Llegué a tiempo de verla viva y sus últimas palabras fueron para mí. Me dijo: qué buenos son tus jefes que te dejan venir al entierro de tu madre. No supo que llevo tres años en paro y que Cáritas nos da de comer, porque lo que cobro del subsidio se va en el alquiler y los recibos”.

  • En el presente, el pasado es lo que se recuerda, no lo que en realidad fue, aunque en ocasiones puedan coincidir. Lo que ni siquiera se recuerda, no existe.

CARTA A DON ANTONIO MACHADO

Querido Don Antonio:
Desde que le conocí, cuando pienso en literatura pienso en usted. Me aficioné a las letras en la escuela primaria, con las reseñas de autores de mi libro, de los que nos teníamos que aprender su biografía y sus principales obras, pero no leerlas: ya sabe, en el franquismo leer era casi una actividad subversiva. Y fue entonces cuando descubrí que la literatura era la vida, quizás porque en la foto de mi libro usted se parecía a mi tío Manuel, un personaje real, por su cara de bonachón, porque mi tío apenas sabía leer ni escribir. Yo pensaba en literatura e imaginaba a un hombre de gesto serio, "triste aliño indumentario" y cigarro en la boca, como don Antonio, mi maestro del pueblo, lo más parecido a un literato que había visto jamás, escribiendo con pluma, en una mesa de madera oscura, con una lamparilla, frente a una ventana que daba a un valle verde, o a un patio. Y pensaba que escribiría sin quitarse el gabán, porque en su casa siempre haría mucho frío.
Como la  literatura era la vida, cada paso me llevaba a la nostalgia porque nosotros habíamos dejado, a la fuerza, nuestro pueblo, como usted. El primer poema que leí, A un olmo viejo, me recordaba la higuera que teníamos en las Cañaíllas; cuando leí algo de Platero y yo, me entristecí porque recordé que una tarde nos retrataron, a mi hermano y a mí en la puerta del corral y montados en el pollino de mi abuelo Grillo; leía que José María Pereda escribió Peñas arriba, y me veía vagando por los cerros de mi pueblo; y con la foto de Azorín veía otra vez a mi abuelo, más alto y peor vestido, y pensaba que su apodo se lo habrían puesto por algún pájaro al que llamarían así, como a mi abuelo le llamaban Grillo por su perro.
Pero antes de llegar a los escritores de su generación, lloré, sí, lloré cuando leí las Coplas a la muerte de su padre (me daba mucho agobio decir ‘mi padrepara no tentar la suerte), del pobre Jorge Manrique, y pensaba que tenía que ser una verdadera tragedia que se le muriese a uno el padre tan joven, como le pasó a mi amigo Juan, que vivía solo con su madre. De niño, ya sabe usted, cree uno que no existe la muerte, pero ahí está, acechando.
Cuando empecé a trabajar tenía 14 años y ya leí los primeros libros completos: La familia de Pascual Duarte y Cinco horas con Mario; me los dejó un amigo algo mayor que yo y casi cogí una depresión. Cuando se los devolví, le pregunté si Pascual Duarte era alguien de su pueblo y me dijo que no, que él era de Madrid; entonces supuse que Mario sería algún tío suyo que vivió en su barrio, Argüelles. ¡Qué drama! Cuando me aclaró que eran personajes de ficción, me dije: ¡cómo se parece lo que escribe los literatos a la realidad!
Don Antonio, cuando después del franquismo conocí su vida real, la que trágicamente desemboca en Colliure, vi claramente que la literatura y la vida eran la misma cosa...

PARROQUIAS

Me gustan las parroquias aunque no soy nada religioso, incluso diría que soy buen parroquiano, en cualquiera de las acepciones del término. Una vez me preguntaron qué me gustaba más, si La Catedral o La Iglesia. Aunque la primera es más señorial, contesté, me gusta más la segunda porque sus fieles son menos estirados, más del pueblo llano; el oficiante suele tener más desparpajo, es más cercano y te hace pasar mejores ratos, y aunque lo que ofrecen es muy parecido, reconozco, y es opinión generalizada en la localidad, que la segunda tiene mejor vino y, sobre todo, mejores tapas.

  • El riesgo que tiene morderse la lengua para no decir algo, es que puedes morir envenenado con tu propia sangre.

¿SÍ O NO?

Uno:
Es mi amigo, pero… no me gusta cuando trata mal a la gente, no me gusta su predisposición a pensar que todos le quieren engañar, no me gusta que quiera llevar siempre razón, no me gusta que se crea en un escalón superior al resto de la humanidad, no me gusta que se sienta superior a una mujer por el simple hecho de serlo. Conclusión: no es mi amigo. (Con qué facilidad utilizamos a veces esa palabra)
Otra versión:
Es una buena persona, pero… vive su vida y se olvida de los suyos, está casado pero continuamente va ‘de putas’ o de no putas, bebe hasta caer desparramado por el suelo, dedica a sus vicios lo que podría dedicar a que su familia tuviese una vida mejor. Conclusión: no es una buena persona. (Por más que se desviva para con el resto del mundo.)

  • Algunos tenemos asumido que debemos pasarnos la vida aprendiendo; otros, desde siempre, lo saben todo y son un auténtico peligro para la humanidad, estén en la trinchera que estén.

EL MESÍAS

Después de … años, más/menos, de política, en España se ha producido el milagro, en forma de aterrizaje del Mesías.  Desde su púlpito mediático, proclama la verdad revelada, la única, la que hará que las aguas vuelvan a su cauce, el reino de la felicidad impere de nuevo en la tierra, regresen los dinosaurios, e, incluso, que Adán y Eva retornen a su estado primigenio, es decir, a vivir sin pecado y sin hoja de parra que cubra sus partes pudendas.
Estaremos al tanto de lo que suceda porque ellos, dice, vienen para inventar de nuevo la democracia que los griegos dejaron a medias y que ha devenido en este desastre actual, culpa del PSOE, por supuesto, su enemigo, culpable de las hambrunas de África, el desbordamiento del Ganges, las Siete Plagas de Egipto, además de las masacres de indios, de las guerras mundiales y de que los tomates ya no sepan como antaño. 
La vida en la tierra es un círculo que se repite hasta la eternidad; lo malo es cuando se cierra el círculo, que si te pilla dentro, no tienes escapatoria.

  • Hay que procurar no llamar fascista a todo aquel que no piense como tú porque entonces tú serías el fascista.

ROSITA

Mi amiga Rosita es una curranta con mala suerte, aunque a quienes la buscan con ahínco, la suerte les tiene que llegar, sí o sí. La conocí hace unos años porque se había quedado en paro y yo la atendí en mi trabajo, la orienté hacia dónde ir, qué hacer. Ella me dijo que le gustaba conducir y que creía que sería una buena conductora de autobuses. Como entonces existía la posibilidad de obtener el permiso de conducir autobuses a través de cursos de formación, lo hizo y aprobó a la primera, y desde entonces es otra profesión que añade a su currículo. Y le han ido saliendo trabajos esporádicos con autobuses para hacer rutas escolares o de otro tipo. Pero ha trabajado y busca trabajo de lo que sea porque a todo se adapta. El viernes vino a verme porque le han vuelto a hacer un contrato en el que trabaja un tercio de la jornada y puede seguir cobrando dos tercios de la prestación que cobraba. Así va tirando de su vida y de la de su hijo adolescente. Me cuenta que en los dos últimos trabajos no le pagaban. "En el penúltimo me dejaron a deber una cantidad que acordamos me abonaría desde hace varios meses en cómodos plazos; de momento no me ha pagado nada. En el último trabajo me deben los dos meses que trabajé, fui a verle a principios de semana, me amenazó, me cogió del brazo, zarandeándome, y me hizo estos cardenales..." Y me muestra su pequeño antebrazo morado por los zarpazos del animal. ¿Le habrás denunciado?, le pregunté. "Vengo de hacerlo. Menos mal que me llevé a un amigo porque estuve a punto de darle una patada en tal sitio, y él me sujetó."
Nos tomamos una cerveza y durante la conversación me decía que ahora sí, ahora había tenido muy buena suerte porque el empresario con el que trabajaba, había llegado el final del mes y, al menos, le había pagado. Traduciendo: la suerte ya no es que tengas trabajo sino que llegue fin de mes y el empresario te pague. 
Sólo pensé que vaya mierda de país y mierda de empresarios esclavistas que tenemos. No pueden salir raíces vigorosas, como decía el sonso que tenemos de presidente, cuando la semilla está podrida, completamente podrida. Y que disculpen las excepciones que confirman la regla.

  • Si por algo lamento que vaya tan deprisa la vida es por no poder llegar a tiempo a determinados puertos.

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