viernes, 11 de marzo de 2016

AUTOBIOGRAFÍA. POESÍA (1978-1983)



La paloma     (I)                               Febrero 1978
           
Quiso aquella paloma
volar todos los cielos
y ser luz en alguna noche.
 
(Pero la paloma
miró a la tierra
y escondió sus alas
bajo algún tejado.

Nunca más voló).
 


Cuando cayó la noche                     Marzo  1978
                       
Cuando cayó la noche
sobre los campos y los ríos,
los montes y los valles,
los nidos y las ramas,
los pueblos y los hombres…

Cuando cayó la noche
retumbó de nuevo el grito ausente,
murió un pájaro en el cielo,
tejía su nicho una amapola.

Cuando cayó la noche
nos despedimos de los vientos…



La paloma     (II)                  Marzo 1978
           
Volaba la paloma.
Los mares.
Los campos.

Miraba a la tierra.
Los hombres.
Y los hombres.

Volaba la paloma.
Lloraba.
Moría.



A Rafael                    Marzo 1978
                                  
Hambre.
Pan.
(Cadenas)

Esperanza.
Desilusión.
(Cadenas)

Vida.
Muerte.
(Cadenas)

Paz.
Rencor.
(Cadenas)

Ayer.
Hoy.
(Cadenas)

(A aquel hombre
condenado a las cadenas,
después de tanto caminar
se le han llenado los ojos
de tinieblas).



Cuando sopla el viento de la tarde                         Julio 1978

Cuando sopla el viento de la tarde
en estos montes rodeados de tristeza
siento el lento martilleo del ayer
en lo más profundo de esta roca.

Cuando nace cada día la mañana
en estas calles sembradas de recuerdos
siento el palpitar de unas palabras
que ahora solo son carne de ausencias.

Cuando miro cada día al árbol
que muere entre el silencio y el hastío
veo entre sombras la nostalgia
tomando el camino del abismo.

Cuando miro a las aguas del río
que huye entre valles y montañas
siento el furor de unas palabras
romper la esperanza de una vida.

Cuando veo tambalearse a los álamos
y la noche se hace dueña de los días
siento tu mirada en el vacío
como luz tenebrosa del olvido.

Cuando siento a la vida consumirse
entre el viento que vuela inalcanzable
pregunto a la tierra y a los cielos,
¿por qué han nacido estas palabras?



Buscándote                                        Julio 1979

Es tan fría esta tarde
como el agua en las rocas,
tan largos los minutos
como el silencio en la noche,
tan dura la espera
como esperar la vida.

Es tan vano este tiempo
como una palabra sin sentido;
tan largo el camino
como este grito que nace
y no llega a ti.

Es tan triste esta tarde
como la lágrima furtiva
que camina buscando
unas manos donde cobijarse.

Y el recuerdo,
es como esa promesa de amor
que vuela buscándote,
buscándote…


Quise ser                                           Julio 1980
           
Yo quise ser el cauce de los ríos
y la hierba del camino;
la estrella errante
que camina en la noche
y la gaviota que surca los mares.

Quise ser una mano amiga…

Yo quise ser las noches y los días,
las tardes, las mañanas,
el agua, el viento…

Quise ser
el verso final de un poema
y sólo soy un palabra más,
perdida en un rincón
de algún diario.



(Recordando a Neruda)                              Agosto 1980
           
Puedo escribir, como el poeta,
los versos más tristes esta noche.

Decir que un manantial
de campanas
retumba en mis oídos
y las nubes descargan
en mi mente una tormenta;
que un rayo fugaz
penetra en mis ojos
y un viento huracanado
me estrella en las rocas.

Decir que busco una noche
para inundarme de silencio
y no sentir más el recuerdo
ni el olvido.

Puedo escribir, como el poeta,
los versos más tristes esta noche,
para decirle cuánto la quise
y cuánto la quiero,
para decirle que no la olvido.



No necesito                                        Agosto 1980
           
No necesito estar junto al mar
en una noche estrellada y tibia,
ni en la cumbre de la montaña
donde la nieve juega con los árboles,
ni donde el mar y el cielo se funden
en un eterno abrazo,
ni allí dónde una tibia lluvia
cubre los cristales de esperanza.

No necesito escuchar a los pájaros
silbando una canción sobre las ramas,
ni ver las hojas de un árbol en otoño
naufragando entre las manos del viento.

Para escribir un poema de amor
basta con mirarte a los ojos
y fundirse con tu nombre en la arena.




(Después de leer a Neruda)                                     Agosto 1980
           
Te recuerdo como eras la última noche.

Tu voz jugando con el viento
que traía el anuncio amargo de la ausencia;
tus ojos como inmensas nubes de lágrimas
tratando de buscar un nuevo camino
sin saber por qué.

Recuerdo aún las palabras
que danzaban en el aire
como puñales que irían a clavarse
en lo más profundo del silencio.

Te recuerdo a ti como una palabra más
que nació de la lluvia
y la lluvia enterró en mi pensamiento.



Quizás sea yo…                                Octubre  1980
           
Quizás sea yo el bufón de la comedia,
la noche tibia de alas anchas,
la voz que llega al viento y se marcha
socavando silencios y nostalgias.

Quizás sea el grito de palabras baldías
que pide luz  y una vez la luz a su lado,
se ciega.
O el mar impenetrable,
el leve destello de una estrella 
guiando a la noche al precipicio.
 
Quizás sea el reflejo de la vida
que a veces habla, que siempre calla…
O el poeta: portador del todo y la nada,
soñador de mundos imposibles,
comediante de un reflejo de amor.
 
Quizás sea la noche y el día,
la oscuridad al borde de los ojos,
la luz dormida en un rincón del sentimiento.
O el vagabundo que regresa a ningún sitio,
portador de una migaja de amor,
soñador que no cree en la realidad
aunque la realidad sea el sueño.
 
Soñador. Vagabundo…
Quizás sea yo una ingrata partícula del viento.




Camino                                              Octubre  1980

Camina mi recuerdo entre los álamos,
entre los montes que presenciaron
nuestros pasos,
entre el viento que enterró
la última palabra.

Caminan mis ojos calle arriba,
intentando llegar dónde los almendros
perfuman el aire con su aroma.
Allí quedaron mis recuerdos
y hoy vuelven porque, quizás,
estés allí, esperando respuesta
a las preguntas que quedaron
flotando entre los árboles.

Camina mi recuerdo
entre las flores ya marchitas
que nacieron a la vez
entre el sol y la lluvia.




Planeé                                         Octubre  1980

Planeé un mundo
con el verde de los prados
como horizonte de mis ojos.
La nieve de la montaña,
cada mañana sería 
mi presente perpetuo.

Planeé un mundo
sin recuerdos poniendo
cadenas al pensamiento.

Hoy, la inmensa reja
que encierra a mi mente
no ve más allá de la casa
que forjó mis sueños,
de los cerros
donde dejé mi niñez,
de los campos
donde perdí mis pasos.

Planeé un mundo
desde mis ojos infantiles
que se fue perdiendo
entre las entrañas del tiempo.




Quise ver                                           Octubre  1980
                                                          
Quise ver la luz crepuscular 
de una tibia tarde de octubre,
y a la lluvia salpicando 
sobre las aguas de un río.
Quise ver las hojas de un árbol 
jugando con el viento.

           Sólo pude ver la lluvia 
           sobre el asfalto.

-  El otoño en la ciudad 
no sabe del fulgor 
de las hojas sobre la hierba.

-  El otoño en la ciudad 
pasa sin dejar clavada 
su huella en los ojos –

Asomé mis ojos 
a una tarde de octubre 
y solo vi una tarde más




Las palomas  (III)                             Octubre 1980

Dormían las palomas
bajo mi techo.
Su libertad
eran mis manos,
su cielo, mi espacio.
Me envolvían sus alas
en un mundo
que creía libre.
No quise escapar
de su mirada,
quería verlas dormir
siempre bajo mi techo;
yo velaría su sueño.
Un día marchamos:
ellas al viento,
yo a una cadena.



                                                          
A los poetas víctimas de la guerra civil     Noviembre 1980
                                                    
Yo os canto, poetas de una vida
huérfana de viento y de sol,
que sentisteis cómo os negaban
el derecho a decir “mi patria”:
patria que fue sangre
que inundó los caminos,
reja que encerró a las estrellas…
Sólo latían corazones desgarrados,
pies clandestinos caminando
entre el más profundo de los gritos
de la noche.
Esa fue la patria que se os negó
en los papeles,
porque nunca se podrá negar
el derecho a un sentimiento.
Las letras de la palabra España
latían cada mañana junto al trágico deseo
de vuestro corazón ausente.
Y cada mañana salía vuestro recuerdo
a pasear entre los álamos de Soria
o los patios de Sevilla.
¡Cómo brillarían las aguas de Cádiz!
¡Cuántos caballos correrían por sus playas!
¡Cuántos atardeceres mediterráneos
soñarían vuestros ojos!
Vosotros, poetas del viento, caminabais
por otras calles, pero caminabais.
Sentíais cómo quería el corazón desgarrarse
del pecho, pero vuestro corazón seguía latiendo.
No tuvisteis unas rejas estrangulando
día tras día vuestros ojos, ni un pedazo de tierra
bajo un olivo como casa eterna,
ni en la calle derramada la sangre
que antes hizo nacer palabras
para un pueblo desahuciado.
Vosotros, poetas del exilio, vivíais del recuerdo,
pero vivíais y vuestras palabras seguían
llegando a nosotros a pesar de balas y rejas.
Poetas del viento: quisiera reunir en mí
todas las palabras que merecéis para cantaros…




En silencio                                  Noviembre 1980

Tus ojos profundos
se pierden en el cielo
como la bandera enarbolada
desde el más alto mástil.
Sienten las calles tus pasos,
las paredes tu voz,
el viento tus manos.
¿Y tu mente?
¿Qué laberinto
duerme en tu mente?
Quizás cabalgue
como cien caballos
por cien caminos distintos.
Quizás tus ojos
no hayan encontrado en el mar
la ruta que lleva
donde las gaviotas descansan,
donde las aguas duermen
entre los brazos acogedoras
de las rocas,
donde los árboles
miran al horizonte
y preguntan qué es mar
y qué cielo.
Tus ojos profundos naufragan
entre la barca del futuro,
pero renaces nada mañana
y la calle siente tus pasos
y las paredes tu voz
y el viento tus manos.
Yo, entre el silencio,
voy muriendo cada mañana,
cada tarde, cada noche,
porque yo no soy las calles,
ni las paredes,
ni los vientos testigos de ti.





A JOHN LENNON                                     Diciembre 1980

(asesinado por un loco)                   

Imaginé que no había cielos.
Imaginé que no había fronteras.
                                                     Imaginé que no había posesiones…
                                                                      
He embriagado
mi mundo de adolescente
con la imaginación
sumergida en tus manos,
en tus palabras.

He soñado con tu guitarra.
Me embriagué con la nube
que nacía de tu piano.
He llenado con tu mundo,
las horas vacías
presas de la sinrazón,
las horas de los sueños.

Yo también imaginé
un mundo sin locos, John,
y ahora que tú ya no estás,
el mundo sabe
que aún está más loco
que ayer.




Caballo                                              Diciembre 1980
(leyendo a Alberti)

El tiempo es un caballo
que galopa deprisa.
Lleva fuego en la cola,
y prisa en los ojos.

¡Maldito caballo sombrío
que arrasa los trigales,
se pierde en los montes
y naufraga en el mar!

El tiempo es un caballo
que va dejando atrás
un camino sin huellas,
sin una buena razón
que justifique los días.

Es un caballo herido
que mira al mundo
y sólo ve en el camino
caballos sin nombre,
desesperanzados.

El tiempo es un caballo
que nunca se detiene.
Lleva noches en los ojos,
silencio en las entrañas.
¡Maldito caballo negro!




Adiós                                                             Enero 1981

Adiós a la última noche, 
a tu imagen danzando en las estrellas, 
empujando la última puerta 
que quedaba por cerrar. 

Adiós, te digo adiós 
con los primeros destellos 
de esta luna por fin amiga, 
con el lento balanceo 
de las tibias luces diurnas. 

Adiós, digo adiós 
a tus días y a tus silencios 
golpeando en mi mente; 
a los ojos que como puñales 
se clavaron en mí. 

Adiós. 
Sólo me queda esa palabra para ti. 




Quijotes                                       Febrero 1981

Quijotes cabalgando sobre el asfalto,
deslizándose sobre las cuatro ruedas
de una fantasía hipócrita,
viendo en cada esquina gigantes
que sólo son ‘tigres de papel’
intentando arañar lo poco de normal
que creemos llevar dentro.

Quijotes empuñando lanzas invisibles
dirigidas hacia ningún sitio,
señalando con el dedo
a aquellos que viven en un sueño
inacabado, inacabable,
que huyen de esta realidad quijotesca
de fantasmas sobrevolando el espacio,
de sanchos limpiando los caminos
que ha de pisar su señor,
de dulcineas quijotescas.

Quijotes…
La historia se repite una y otra vez,
y yo lucharé
para no ser parte de vuestra historia.




Cuando llegue el final                      Marzo 1981

Cuando llegue el final 
miraré al pasado 
y quizás vea mis huellas 
sembradas en los caminos 
como semilla en el desierto, 
como una gota de agua 
brincando en el mar.

Cuando llegue el final 
miraré al pasado 
y  aparecerán mis manos 
llamando a las puertas 
que nunca se abrieron.

Cuando llegue el final 
quisiera creer que empieza 
un nuevo camino ante mis ojos 
y así, sólo la tierra, o el viento, 
sabrían que es mi final.




Otro junio                                          Junio 1981

Pasó junio a nuestro lado
como un huracán,
veloz como el mismo rayo.
Pasaron las palabras
que se estrellaron
contra el muro impenetrable
de tu cuerpo.
Pasó en mí el recuerdo
de tus ojos humedecidos
cuando pude ver tras la máscara
de tus desconcertantes
dieciocho años.
Pasó en un momento
todo ese mundo
que se había formado
sobre una casa sin cimientos.
Y volvió junio,
con un año más
sobre nuestras espaldas
y trajo con él tu recuerdo.
Seguí su huella, y una vez más
fui a tropezar contra la máscara
que seguía inquebrantable a tu lado.




Aquel amor                                       Marzo 1982
             
Aquel amor,
por el que busqué
todos los caminos posibles
entre el cielo y la tierra,
con el que cegué mis ojos
hasta la más cruel penumbra.

Aquel amor
hecho de lluvia y fuego
sobre los restos
de un viento maldito,
con el que encadené
mis pies y mis manos,
mi horizonte….

Aquel amor
nacido de una noche
sin estrellas sobre el cielo,
que naufragó entre los restos
de la lluvia, entre las cenizas
y el fuego.

Aquel que la noche ignoró.

Aquel amor,
tuvo nombre y apellidos
pero nunca tuvo tiempo
para ser amor.




Me fui una noche                                        Abril 1982
           
En silencio
me fui una noche
a caminar entre los surcos.
Escuché palabras que hablaban,
por fin, de amor.
Decían que el ayer
quedaba lejos
y partí a descubrir el presente.

Anduve por los caminos,
conversé con los árboles
y los arroyos.
Contemplé en la mañana
las casas blancas y en ellas,
las mismas desesperanzas.

¿Quién habló alguna vez
de amor, de paz?

Vi sobre las calles
hombres y niños
que no esperan nada
porque han dejado de creer
en las palabras:
solo creen en sus manos
y en la fuerza de sus razones
para segar el ayer
y labrar el mañana.
Me fui en silencio, una vez más,
a olvidar las palabras.




Tu adiós                                            Mayo 1982

Volveré y sentiré
cómo ignoras
de nuevo mi presencia.
Escucharé tus palabras
como una rutina más
para llenar el tiempo.
Te hablaré de mis silencios
y de los ecos de tu voz
que llegan a mí
sin nacer de tus palabras.
Y me escucharás
pero ya no necesito
tus respuestas;
sólo necesito mirar
a tus ojos…
Después marcharé
a recobrar mi silencio
y tu adiós.
 



Una noche con Simon & Garfunkel               Mayo 1982

Aquella noche la ciudad,
envuelta en su eterna soledad
de farolas y vagabundos,
quedaba lejos de todos…
Por las calles y los parques
paseaban los recuerdos
al lado de la lluvia,
y los dos, de la mano,
flotaban sobre una esperanza
de mecheros y cerillas.
En un instante
el silencio se convirtió
en la más bella palabra de amor
brotando de ese tiempo sin edad;
gotas de ayer
inundaron nuestras cabezas
borrando el presente
y quizás también el mañana.
Aquella noche, la ciudad
olvidó su vieja soledad
porque había renacido
la voz del amigo que un día
nos habló, y sus palabras,
venciendo la barrera del tiempo,
caían hoy sobre nosotros,
aún frescas, como la lluvia
incapaz de apagar aquel cielo
de cerillas y mecheros.




Dos árboles                                       Mayo 1982

Dos árboles
plantados en el espacio
donde viven presos
mis ojos.

Dos árboles
de ramas florecidas
enarbolando en el recuerdo
la bandera de mi soledad.

Dos árboles
como puñales perennes
en mi pecho:
uno lleva nombre de mujer,
el otro corazón de tierra.




Desde mi ventana                 Junio 1982

(Desde este rincón,
salvador de mis pasos necesarios,
contemplo una tarde de lluvia
sobre esta ciudad hermosa o triste,
hoy, por triste, más que nunca, hermana).
 
Cae despacio la lluvia
sobre balcones adornados
con flores imaginarias,
sobre fachadas de ladrillo
que quisieran ser montañas,
sobre el asfalto gris
que jamás podrá ser hierba.
Cae despacio la lluvia
sobre esta ciudad triste,
compañera de mis pasos
vagabundos.
 
(Desde esta ventana
mis ojos se escapan tras la lluvia
y van cayendo, gota a gota,
donde mis pies dejaron
su primera huella
y mi última esperanza).




La ciudad                                         Junio 1982

La ciudad,
siempre engañándose a sí misma.
Hoy se viste de colores
y las luces alumbran su cielo.

Las calles son  ríos de ilusiones
tratando de dejar a un lado
la realidad de ayer y de mañana.
Hoy es un día distinto.

Ayer y mañana.

Los hombres maldiciendo su suerte,
caminando ensimismados por las calles,
como una roca que no piensa, no siente…

La ciudad, engalanada, parece feliz.

Hoy, desde las luces de su cara,
de su cuerpo entero,
viajo al fondo de su corazón
y sigo viendo las mismas heridas
de ayer y de mañana,
desangrándola.




Adiós                                                  Enero 1983
                                                          
Adiós, sol de los días,
lunas hambrientas
que devoráis las palabras.
Adiós, flor de los campos,
montes guardianes
de los pasos ausentes.

Adiós, mi casa blanca.

Adiós, calles hermanas
refugio de mis ojos,
mi sierra nevada,
eterna compañera
que alimenta el recuerdo.

Adiós.
¿Cómo podría decir adiós?




Más allá                                                        Febrero 1983

Veo la sombra 
de mi cuerpo
prolongarse 
más allá
del agua 
y la arena.
 
Penetra 
en las rocas
y desde allí 
pregunta
a las olas
si aún vuelan 
las gaviotas
más allá 
del horizonte.




Danza                                                 Marzo 1983   

Esos días
de interminables
silencios
terminan cuando el aire
trae consigo
tu sonrisa
y tus ojos bailando
la inextinguible
danza del amor.




El horizonte                                      Marzo 1983

Las rocas
y la arena.
El agua
y el cielo.
Las gaviotas.

Más allá de las rocas
y la arena,
más allá del agua
y del cielo,
más allá de todas
las gaviotas,
queda el horizonte.




(Recordando a Pablo Milanés)                   Julio 1983

Cada día comienza
una nueva experiencia
de la vieja ceremonia
del amor.

Se cubren los caminos
de pájaros y árboles
y el horizonte
se perfila azul.

Nace la mañana
y luce el sol;
llega la tarde
y el viento
derriba las hojas.

Cada día comienza
una nueva frustración
por la vieja experiencia
del amor.




Abrir el corazón                               Agosto 1983
           
Abro el corazón a un nuevo viento
mientras el sol en el cielo
al fin brilla.

Se hizo el día paso a paso
dejando atrás a una noche
sin caminos ni horizontes,
a una noche al fin lejana
en el tiempo y la memoria.

Miro alrededor y nada ha cambiado
pero hoy todo es distinto:
unos ojos me han mirado
y han abierto el horizonte;
unas manos me han encadenado
y he tocado la libertad;
unos pies caminan a mi lado
y han borrado todas las huellas.

Abro los ojos a una nueva realidad
mientras la noche en mi memoria
al fin se borra.




Mi palabra                                                    Agosto 1983

Una palabra
danza en mis sentidos:
a golpe de estrellas
me inunda,
a golpe de horizontes
estalla en mí.

Como el viento,
balanceándose
entre las ramas
de árboles blancos
de esperanza,
llega a mí cada mañana  
y sus letras se hacen
principio y final
de mis sueños.

Una palabra,
estrella que crece
en los jardines
de la esperanza,
entre la quietud
de las aguas de un río.

Tu nombre, mi palabra.




Cada día                                           Septiembre 1983
Cada día la vida nos muestra sus garras afiladas,
tratando de arrancar la paz de nuestro lado
y envolverla en la nube
que sobrevuela nuestras cabezas.
Salimos a la calle dispuestos para la lucha,
haciéndonos a cada paso un nudo
en nuestra insatisfecha garganta;
miramos alrededor y sólo encontramos
palabras como inmensas montañas
imposibles de cruzar.
Palabras y palabras y el corazón vacío;
miradas que ignoran cada voz
y una nube de lágrimas que surge
entre los brazos de la existencia.
A veces descubrimos que algo de nosotros
no se ha perdido entre los largos brazos de la noche;
a veces descubrimos que alguien nos ha mirado,
y cuando le hablas te escucha,
y te habla para que sus palabras
sean también parte de ti.
Entonces, por un instante, nos olvidamos
del mundo y volamos, porque la realidad
está en el aire que vuela lejos de esta tierra
encadenada, que no busca nada
aunque todo lo ha perdido.
De vez en cuando volvemos a coger el autobús
y volvemos a sentirnos una gota de agua entre la lluvia.
Vamos al trabajo para cumplir una vez más
con la parte asignada a nuestra historia.
Hablamos con la gente para llenar las horas
y nunca encontramos nada, sólo silencio.
Cada día mis calles son un mundo
en el que sólo existe un camino al que me aferro
como si fuese la única salida
a este absurdo discurrir cotidiano.




Sobre los pálidos álamos de la noche         Noviembre 1983

Sobre los pálidos álamos de la noche
se levantan los vientos,
revoloteando de hoja en hoja,
mientras los pájaros insomnes
surcan el cielo mortecino.
Los montes son gigantes que vigilan
bajo la tenue luz de las estrellas,
desterrando a las nubes
que, impacientes, alargan sus brazos
intentando romper la esperanza.
La esperanza y las estrellas:
palabras como el aire necesario,
como la escarcha de cada mañana
o el sol de cada tarde en el poniente.
Noches y luces que socavan
los días y los álamos.
Mañana y ayer
para fundirse en un abrazo
y crear un beso infinito.
Luce el sol sobre la tarde lluviosa
y el arco iris abre la puerta a la noche.
La noche una vez más
y aún no es mañana.




Aire                                                   Diciembre 1983

Agua clara como el cielo
de un día de verano.
Frescor de manantial
salpicando en las rocas,
besando la hierba.
Guijarro hermano del río
que busca el mar.

Gaviota.
Horizonte.
Libertad.
Vida.

Sauce enamorado
meciéndose en el viento
de la tarde.
Ojos de agua clara
mirando las manos
del aire,
enarbolando desde la orilla
la voz de los pájaros
como única bandera.

Sauce.
Guijarro.
Agua.

Tú, amor.
Tú, aire.