La paloma (I) Febrero
1978
Quiso
aquella paloma
volar todos
los cielos
y ser luz en
alguna noche.
(Pero la
paloma
miró a la
tierra
y escondió
sus alas
bajo algún
tejado.
Nunca más
voló).
Cuando cayó la noche Marzo 1978
Cuando
cayó la noche
sobre
los campos y los ríos,
los
montes y los valles,
los
nidos y las ramas,
los
pueblos y los hombres…
Cuando
cayó la noche
retumbó
de nuevo el grito ausente,
murió
un pájaro en el cielo,
tejía
su nicho una amapola.
Cuando
cayó la noche
nos
despedimos de los vientos…
La paloma (II) Marzo
1978
Volaba
la paloma.
Los
mares.
Los
campos.
Miraba
a la tierra.
Los
hombres.
Y
los hombres.
Volaba
la paloma.
Lloraba.
Moría.
A Rafael Marzo 1978
Hambre.
Pan.
(Cadenas)
Esperanza.
Desilusión.
(Cadenas)
Vida.
Muerte.
(Cadenas)
Paz.
Rencor.
(Cadenas)
Ayer.
Hoy.
(Cadenas)
(A
aquel hombre
condenado
a las cadenas,
después
de tanto caminar
se
le han llenado los ojos
de
tinieblas).
Cuando sopla el viento
de la tarde Julio 1978
Cuando
sopla el viento de la tarde
en
estos montes rodeados de tristeza
siento
el lento martilleo del ayer
en
lo más profundo de esta roca.
Cuando
nace cada día la mañana
en
estas calles sembradas de recuerdos
siento
el palpitar de unas palabras
que
ahora solo son carne de ausencias.
Cuando
miro cada día al árbol
que
muere entre el silencio y el hastío
veo
entre sombras la nostalgia
tomando
el camino del abismo.
Cuando
miro a las aguas del río
que
huye entre valles y montañas
siento
el furor de unas palabras
romper
la esperanza de una vida.
Cuando
veo tambalearse a los álamos
y
la noche se hace dueña de los días
siento
tu mirada en el vacío
como
luz tenebrosa del olvido.
Cuando
siento a la vida consumirse
entre
el viento que vuela inalcanzable
pregunto
a la tierra y a los cielos,
¿por
qué han nacido estas palabras?
Buscándote Julio
1979
Es
tan fría esta tarde
como
el agua en las rocas,
tan
largos los minutos
como
el silencio en la noche,
tan
dura la espera
como
esperar la vida.
Es
tan vano este tiempo
como
una palabra sin sentido;
tan
largo el camino
como
este grito que nace
y
no llega a ti.
Es
tan triste esta tarde
como
la lágrima furtiva
que
camina buscando
unas
manos donde cobijarse.
Y
el recuerdo,
es
como esa promesa de amor
que
vuela buscándote,
buscándote…
Quise ser Julio
1980
Yo
quise ser el cauce de los ríos
y
la hierba del camino;
la
estrella errante
que
camina en la noche
y
la gaviota que surca los mares.
Quise
ser una mano amiga…
Yo
quise ser las noches y los días,
las
tardes, las mañanas,
el
agua, el viento…
Quise
ser
el
verso final de un poema
y
sólo soy un palabra más,
perdida
en un rincón
de
algún diario.
(Recordando a Neruda) Agosto 1980
Puedo
escribir, como el poeta,
los
versos más tristes esta noche.
Decir
que un manantial
de
campanas
retumba
en mis oídos
y
las nubes descargan
en
mi mente una tormenta;
que
un rayo fugaz
penetra
en mis ojos
y
un viento huracanado
me
estrella en las rocas.
Decir
que busco una noche
para
inundarme de silencio
y
no sentir más el recuerdo
ni
el olvido.
Puedo
escribir, como el poeta,
los
versos más tristes esta noche,
para
decirle cuánto la quise
y
cuánto la quiero,
para
decirle que no la olvido.
No necesito Agosto 1980
No
necesito estar junto al mar
en
una noche estrellada y tibia,
ni
en la cumbre de la montaña
donde
la nieve juega con los árboles,
ni
donde el mar y el cielo se funden
en
un eterno abrazo,
ni
allí dónde una tibia lluvia
cubre
los cristales de esperanza.
No
necesito escuchar a los pájaros
silbando
una canción sobre las ramas,
ni
ver las hojas de un árbol en otoño
naufragando
entre las manos del viento.
Para
escribir un poema de amor
basta
con mirarte a los ojos
y
fundirse con tu nombre en la arena.
(Después de leer a
Neruda) Agosto
1980
Te
recuerdo como eras la última noche.
Tu
voz jugando con el viento
que
traía el anuncio amargo de la ausencia;
tus
ojos como inmensas nubes de lágrimas
tratando
de buscar un nuevo camino
sin
saber por qué.
Recuerdo
aún las palabras
que
danzaban en el aire
como
puñales que irían a clavarse
en
lo más profundo del silencio.
Te
recuerdo a ti como una palabra más
que
nació de la lluvia
y
la lluvia enterró en mi pensamiento.
Quizás sea yo… Octubre 1980
Quizás
sea yo el bufón de la comedia,
la
noche tibia de alas anchas,
la
voz que llega al viento y se marcha
socavando
silencios y nostalgias.
Quizás sea
el grito de palabras baldías
que pide
luz y una vez la luz a su lado,
se ciega.
O el mar
impenetrable,
el leve
destello de una estrella
guiando a la
noche al precipicio.
Quizás sea
el reflejo de la vida
que a veces
habla, que siempre calla…
O el poeta:
portador del todo y la nada,
soñador de
mundos imposibles,
comediante
de un reflejo de amor.
Quizás sea
la noche y el día,
la oscuridad
al borde de los ojos,
la luz
dormida en un rincón del sentimiento.
O el
vagabundo que regresa a ningún sitio,
portador de
una migaja de amor,
soñador que
no cree en la realidad
aunque la
realidad sea el sueño.
Soñador.
Vagabundo…
Quizás sea
yo una ingrata partícula del viento.
Camino Octubre 1980
Camina
mi recuerdo entre los álamos,
entre
los montes que presenciaron
nuestros
pasos,
entre
el viento que enterró
la
última palabra.
Caminan
mis ojos calle arriba,
intentando
llegar dónde los almendros
perfuman
el aire con su aroma.
Allí
quedaron mis recuerdos
y
hoy vuelven porque, quizás,
estés
allí, esperando respuesta
a
las preguntas que quedaron
flotando
entre los árboles.
Camina
mi recuerdo
entre
las flores ya marchitas
que
nacieron a la vez
entre
el sol y la lluvia.
Planeé Octubre 1980
Planeé un mundo
con el verde de los prados
como horizonte de mis ojos.
La nieve de la montaña,
cada mañana sería
mi presente perpetuo.
Planeé un mundo
sin recuerdos poniendo
cadenas al pensamiento.
Hoy, la inmensa reja
que encierra a mi mente
no ve más allá de la casa
que forjó mis sueños,
de los cerros
donde dejé mi niñez,
de los campos
donde perdí mis pasos.
Planeé un mundo
desde mis ojos infantiles
que se fue perdiendo
entre las entrañas del tiempo.
Quise
ver Octubre 1980
Quise
ver la luz crepuscular
de
una tibia tarde de octubre,
y
a la lluvia salpicando
sobre
las aguas de un río.
Quise
ver las hojas de un árbol
jugando
con el viento.
Sólo pude ver la lluvia
sobre el asfalto.
-
El otoño en la ciudad
no
sabe del fulgor
de
las hojas sobre la hierba.
-
El otoño en la ciudad
pasa
sin dejar clavada
su
huella en los ojos –
Asomé
mis ojos
a
una tarde de octubre
y
solo vi una tarde más
Las
palomas (III) Octubre
1980
Dormían las palomas
bajo mi techo.
Su libertad
eran mis manos,
su cielo, mi espacio.
Me envolvían sus alas
en un mundo
que creía libre.
No quise escapar
de su mirada,
quería verlas dormir
siempre bajo mi techo;
yo velaría su sueño.
Un día marchamos:
ellas al viento,
yo a una cadena.
A
los poetas víctimas de la guerra civil
Noviembre 1980
Yo os canto, poetas de una vida
huérfana de viento y de sol,
que sentisteis cómo os negaban
el derecho a decir “mi patria”:
patria que fue sangre
que inundó los caminos,
reja que encerró a las estrellas…
Sólo latían corazones desgarrados,
pies clandestinos caminando
entre el más profundo de los gritos
de la noche.
Esa fue la patria que se os negó
en los papeles,
porque nunca se podrá negar
el derecho a un sentimiento.
Las letras de la palabra España
latían cada mañana junto al trágico
deseo
de vuestro corazón ausente.
Y cada mañana salía vuestro recuerdo
a pasear entre los álamos de Soria
o los patios de Sevilla.
¡Cómo brillarían las aguas de Cádiz!
¡Cuántos caballos correrían por sus
playas!
¡Cuántos atardeceres mediterráneos
soñarían vuestros ojos!
Vosotros, poetas del viento, caminabais
por otras calles, pero caminabais.
Sentíais cómo quería el corazón
desgarrarse
del pecho, pero vuestro corazón seguía
latiendo.
No tuvisteis unas rejas estrangulando
día tras día vuestros ojos, ni un pedazo
de tierra
bajo un olivo como casa eterna,
ni en la calle derramada la sangre
que antes hizo nacer palabras
para un pueblo desahuciado.
Vosotros, poetas del exilio, vivíais del
recuerdo,
pero vivíais y vuestras palabras seguían
llegando a nosotros a pesar de balas y
rejas.
Poetas del viento: quisiera reunir en mí
todas las palabras que merecéis para
cantaros…
En
silencio Noviembre
1980
Tus ojos profundos
se pierden en el cielo
como la bandera enarbolada
desde el más alto mástil.
Sienten las calles tus pasos,
las paredes tu voz,
el viento tus manos.
¿Y tu mente?
¿Qué laberinto
duerme en tu mente?
Quizás cabalgue
como cien caballos
por cien caminos distintos.
Quizás tus ojos
no hayan encontrado en el mar
la ruta que lleva
donde las gaviotas descansan,
donde las aguas duermen
entre los brazos acogedoras
de las rocas,
donde los árboles
miran al horizonte
y preguntan qué es mar
y qué cielo.
Tus ojos profundos naufragan
entre la barca del futuro,
pero renaces nada mañana
y la calle siente tus pasos
y las paredes tu voz
y el viento tus manos.
Yo, entre el silencio,
voy muriendo cada mañana,
cada tarde, cada noche,
porque yo no soy las calles,
ni las paredes,
ni los vientos testigos de ti.
A
JOHN LENNON Diciembre
1980
(asesinado
por un loco)
Imaginé que no había cielos.
Imaginé que no había fronteras.
Imaginé
que no había posesiones…
He embriagado
mi mundo de adolescente
con la imaginación
sumergida en tus manos,
en tus palabras.
He soñado con tu guitarra.
Me embriagué con la nube
que nacía de tu piano.
He llenado con tu mundo,
las horas vacías
presas de la sinrazón,
las horas de los sueños.
Yo también imaginé
un mundo sin locos, John,
y ahora que tú ya no estás,
el mundo sabe
que aún está más loco
que ayer.
Caballo Diciembre
1980
(leyendo
a Alberti)
El tiempo es
un caballo
que galopa
deprisa.
Lleva fuego
en la cola,
y prisa en
los ojos.
¡Maldito
caballo sombrío
que arrasa
los trigales,
se pierde en
los montes
y naufraga
en el mar!
El tiempo es
un caballo
que va
dejando atrás
un camino
sin huellas,
sin una
buena razón
que
justifique los días.
Es un
caballo herido
que mira al
mundo
y sólo ve en
el camino
caballos sin
nombre,
desesperanzados.
El tiempo es
un caballo
que nunca se
detiene.
Lleva noches
en los ojos,
silencio en
las entrañas.
¡Maldito
caballo negro!
Adiós
Enero
1981
Adiós
a la última noche,
a
tu imagen danzando en las estrellas,
empujando
la última puerta
que
quedaba por cerrar.
Adiós,
te digo adiós
con
los primeros destellos
de
esta luna por fin amiga,
con
el lento balanceo
de
las tibias luces diurnas.
Adiós,
digo adiós
a
tus días y a tus silencios
golpeando
en mi mente;
a
los ojos que como puñales
se
clavaron en mí.
Adiós.
Sólo
me queda esa palabra para ti.
Quijotes Febrero
1981
Quijotes cabalgando sobre el asfalto,
deslizándose sobre las cuatro ruedas
de una fantasía hipócrita,
viendo en cada esquina gigantes
que sólo son ‘tigres de papel’
intentando arañar lo poco de normal
que creemos llevar dentro.
Quijotes empuñando lanzas invisibles
dirigidas hacia ningún sitio,
señalando con el dedo
a aquellos que viven en un sueño
inacabado, inacabable,
que huyen de esta realidad quijotesca
de fantasmas sobrevolando el espacio,
de sanchos limpiando los caminos
que ha de pisar su señor,
de dulcineas quijotescas.
Quijotes…
La historia se repite una y otra vez,
y yo lucharé
para no ser parte de vuestra historia.
Cuando
llegue el final Marzo
1981
Cuando
llegue el final
miraré
al pasado
y
quizás vea mis huellas
sembradas
en los caminos
como
semilla en el desierto,
como
una gota de agua
brincando
en el mar.
Cuando
llegue el final
miraré
al pasado
y
aparecerán mis manos
llamando
a las puertas
que
nunca se abrieron.
Cuando
llegue el final
quisiera
creer que empieza
un
nuevo camino ante mis ojos
y
así, sólo la tierra, o el viento,
sabrían
que es mi final.
Otro junio Junio 1981
Pasó
junio a nuestro lado
como
un huracán,
veloz
como el mismo rayo.
Pasaron
las palabras
que
se estrellaron
contra
el muro impenetrable
de
tu cuerpo.
Pasó
en mí el recuerdo
de
tus ojos humedecidos
cuando
pude ver tras la máscara
de
tus desconcertantes
dieciocho
años.
Pasó
en un momento
todo
ese mundo
que
se había formado
sobre
una casa sin cimientos.
Y
volvió junio,
con
un año más
sobre
nuestras espaldas
y
trajo con él tu recuerdo.
Seguí
su huella, y una vez más
fui
a tropezar contra la máscara
que
seguía inquebrantable a tu lado.
Aquel amor Marzo
1982
Aquel
amor,
por
el que busqué
todos
los caminos posibles
entre
el cielo y la tierra,
con
el que cegué mis ojos
hasta
la más cruel penumbra.
Aquel
amor
hecho
de lluvia y fuego
sobre
los restos
de
un viento maldito,
con
el que encadené
mis
pies y mis manos,
mi
horizonte….
Aquel
amor
nacido
de una noche
sin
estrellas sobre el cielo,
que
naufragó entre los restos
de
la lluvia, entre las cenizas
y
el fuego.
Aquel
que la noche ignoró.
Aquel
amor,
tuvo
nombre y apellidos
pero
nunca tuvo tiempo
para
ser amor.
Me fui una noche Abril
1982
En
silencio
me
fui una noche
a
caminar entre los surcos.
Escuché
palabras que hablaban,
por
fin, de amor.
Decían
que el ayer
quedaba
lejos
y
partí a descubrir el presente.
Anduve
por los caminos,
conversé
con los árboles
y
los arroyos.
Contemplé
en la mañana
las
casas blancas y en ellas,
las
mismas desesperanzas.
¿Quién
habló alguna vez
de
amor, de paz?
Vi
sobre las calles
hombres
y niños
que
no esperan nada
porque
han dejado de creer
en
las palabras:
solo
creen en sus manos
y
en la fuerza de sus razones
para
segar el ayer
y
labrar el mañana.
Me
fui en silencio, una vez más,
a
olvidar las palabras.
Tu adiós Mayo
1982
Volveré y
sentiré
cómo ignoras
de nuevo mi
presencia.
Escucharé
tus palabras
como una
rutina más
para llenar
el tiempo.
Te hablaré
de mis silencios
y de los
ecos de tu voz
que llegan a
mí
sin nacer de
tus palabras.
Y me
escucharás
pero ya no
necesito
tus
respuestas;
sólo
necesito mirar
a tus ojos…
Después
marcharé
a recobrar
mi silencio
y tu adiós.
Una noche con Simon & Garfunkel
Mayo 1982
Aquella
noche la ciudad,
envuelta
en su eterna soledad
de
farolas y vagabundos,
quedaba
lejos de todos…
Por
las calles y los parques
paseaban
los recuerdos
al
lado de la lluvia,
y
los dos, de la mano,
flotaban
sobre una esperanza
de
mecheros y cerillas.
En
un instante
el
silencio se convirtió
en
la más bella palabra de amor
brotando
de ese tiempo sin edad;
gotas
de ayer
inundaron
nuestras cabezas
borrando
el presente
y
quizás también el mañana.
Aquella
noche, la ciudad
olvidó
su vieja soledad
porque
había renacido
la
voz del amigo que un día
nos
habló, y sus palabras,
venciendo
la barrera del tiempo,
caían
hoy sobre nosotros,
aún
frescas, como la lluvia
incapaz
de apagar aquel cielo
de
cerillas y mecheros.
Dos árboles Mayo 1982
Dos
árboles
plantados
en el espacio
donde
viven presos
mis
ojos.
Dos
árboles
de
ramas florecidas
enarbolando
en el recuerdo
la
bandera de mi soledad.
Dos
árboles
como
puñales perennes
en
mi pecho:
uno
lleva nombre de mujer,
el
otro corazón de tierra.
Desde mi ventana Junio 1982
(Desde este
rincón,
salvador de
mis pasos necesarios,
contemplo
una tarde de lluvia
sobre esta
ciudad hermosa o triste,
hoy, por
triste, más que nunca, hermana).
Cae despacio
la lluvia
sobre
balcones adornados
con flores
imaginarias,
sobre
fachadas de ladrillo
que
quisieran ser montañas,
sobre el
asfalto gris
que jamás
podrá ser hierba.
Cae despacio
la lluvia
sobre esta
ciudad triste,
compañera de
mis pasos
vagabundos.
(Desde esta
ventana
mis ojos se
escapan tras la lluvia
y van
cayendo, gota a gota,
donde mis
pies dejaron
su primera
huella
y mi última
esperanza).
La ciudad Junio
1982
La ciudad,
siempre
engañándose a sí misma.
Hoy se viste
de colores
y las luces
alumbran su cielo.
Las calles
son ríos de ilusiones
tratando de
dejar a un lado
la realidad
de ayer y de mañana.
Hoy es un
día distinto.
Ayer y
mañana.
Los hombres
maldiciendo su suerte,
caminando
ensimismados por las calles,
como una
roca que no piensa, no siente…
La ciudad,
engalanada, parece feliz.
Hoy, desde
las luces de su cara,
de su cuerpo
entero,
viajo al
fondo de su corazón
y sigo
viendo las mismas heridas
de ayer y de
mañana,
desangrándola.
Adiós Enero 1983
Adiós,
sol de los días,
lunas
hambrientas
que
devoráis las palabras.
Adiós,
flor de los campos,
montes
guardianes
de
los pasos ausentes.
Adiós,
mi casa blanca.
Adiós,
calles hermanas
refugio
de mis ojos,
mi
sierra nevada,
eterna
compañera
que
alimenta el recuerdo.
Adiós.
¿Cómo
podría decir adiós?
Más allá Febrero
1983
Veo la
sombra
de mi cuerpo
prolongarse
más allá
del
agua
y la arena.
Penetra
en las rocas
y desde
allí
pregunta
a las olas
si aún
vuelan
las gaviotas
más
allá
del
horizonte.
Danza Marzo
1983
Esos
días
de
interminables
silencios
terminan
cuando el aire
trae
consigo
tu
sonrisa
y
tus ojos bailando
la
inextinguible
danza
del amor.
El horizonte Marzo 1983
Las
rocas
y
la arena.
El
agua
y
el cielo.
Las
gaviotas.
Más
allá de las rocas
y
la arena,
más
allá del agua
y
del cielo,
más
allá de todas
las
gaviotas,
queda
el horizonte.
(Recordando a Pablo
Milanés) Julio 1983
Cada
día comienza
una
nueva experiencia
de
la vieja ceremonia
del
amor.
Se
cubren los caminos
de
pájaros y árboles
y
el horizonte
se
perfila azul.
Nace
la mañana
y
luce el sol;
llega
la tarde
y
el viento
derriba
las hojas.
Cada
día comienza
una
nueva frustración
por
la vieja experiencia
del
amor.
Abrir el corazón Agosto 1983
Abro
el corazón a un nuevo viento
mientras
el sol en el cielo
al
fin brilla.
Se
hizo el día paso a paso
dejando
atrás a una noche
sin
caminos ni horizontes,
a
una noche al fin lejana
en
el tiempo y la memoria.
Miro
alrededor y nada ha cambiado
pero
hoy todo es distinto:
unos
ojos me han mirado
y
han abierto el horizonte;
unas
manos me han encadenado
y
he tocado la libertad;
unos
pies caminan a mi lado
y
han borrado todas las huellas.
Abro
los ojos a una nueva realidad
mientras
la noche en mi memoria
al
fin se borra.
Mi palabra Agosto
1983
Una
palabra
danza
en mis sentidos:
a
golpe de estrellas
me
inunda,
a
golpe de horizontes
estalla
en mí.
Como
el viento,
balanceándose
entre
las ramas
de
árboles blancos
de
esperanza,
llega
a mí cada mañana
y
sus letras se hacen
principio
y final
de
mis sueños.
Una
palabra,
estrella
que crece
en
los jardines
de
la esperanza,
entre
la quietud
de
las aguas de un río.
Tu
nombre, mi palabra.
Cada
día Septiembre
1983
Cada
día la vida nos muestra sus garras afiladas,
tratando
de arrancar la paz de nuestro lado
y
envolverla en la nube
que
sobrevuela nuestras cabezas.
Salimos
a la calle dispuestos para la lucha,
haciéndonos
a cada paso un nudo
en
nuestra insatisfecha garganta;
miramos
alrededor y sólo encontramos
palabras
como inmensas montañas
imposibles
de cruzar.
Palabras
y palabras y el corazón vacío;
miradas
que ignoran cada voz
y
una nube de lágrimas que surge
entre
los brazos de la existencia.
A
veces descubrimos que algo de nosotros
no
se ha perdido entre los largos brazos de la noche;
a
veces descubrimos que alguien nos ha mirado,
y
cuando le hablas te escucha,
y
te habla para que sus palabras
sean
también parte de ti.
Entonces,
por un instante, nos olvidamos
del
mundo y volamos, porque la realidad
está
en el aire que vuela lejos de esta tierra
encadenada,
que no busca nada
aunque
todo lo ha perdido.
De
vez en cuando volvemos a coger el autobús
y
volvemos a sentirnos una gota de agua entre la lluvia.
Vamos
al trabajo para cumplir una vez más
con
la parte asignada a nuestra historia.
Hablamos
con la gente para llenar las horas
y
nunca encontramos nada, sólo silencio.
Cada
día mis calles son un mundo
en
el que sólo existe un camino al que me aferro
como
si fuese la única salida
a
este absurdo discurrir cotidiano.
Sobre los pálidos
álamos de la noche Noviembre 1983
Sobre
los pálidos álamos de la noche
se
levantan los vientos,
revoloteando
de hoja en hoja,
mientras
los pájaros insomnes
surcan
el cielo mortecino.
Los
montes son gigantes que vigilan
bajo
la tenue luz de las estrellas,
desterrando
a las nubes
que,
impacientes, alargan sus brazos
intentando
romper la esperanza.
La
esperanza y las estrellas:
palabras
como el aire necesario,
como
la escarcha de cada mañana
o
el sol de cada tarde en el poniente.
Noches
y luces que socavan
los
días y los álamos.
Mañana
y ayer
para
fundirse en un abrazo
y
crear un beso infinito.
Luce
el sol sobre la tarde lluviosa
y
el arco iris abre la puerta a la noche.
La
noche una vez más
y
aún no es mañana.
Aire Diciembre 1983
Agua
clara como el cielo
de
un día de verano.
Frescor
de manantial
salpicando
en las rocas,
besando
la hierba.
Guijarro
hermano del río
que
busca el mar.
Gaviota.
Horizonte.
Libertad.
Vida.
Sauce
enamorado
meciéndose
en el viento
de
la tarde.
Ojos
de agua clara
mirando
las manos
del
aire,
enarbolando
desde la orilla
la
voz de los pájaros
como
única bandera.
Sauce.
Guijarro.
Agua.
Tú,
amor.
Tú,
aire.